“…En este caso, dentro de la organización del Estado y específicamente en el sistema sanitario está, en primer lugar, el -sector político-administrativo-, conocedor de la legislación y las formas normativas del Estado para implementar políticas, planes y programas, su saber está legitimado por designio político de otro líder de gobierno o por el pueblo. En el caso de las políticas públicas sanitarias, superar "el planteamiento de una agenda institucional, determinada desde el sector político-administrativo, para pasar a la construcción colectiva de una agenda universal, donde la salud, su estructuración y determinación sean parte de un proceso de diseño, construcción e implementación colectivos" (13). Es un reto, porque la sanidad es uno de esos sistemas estatales donde existe "un privilegio epistémico" ( 14) que ostenta el sector político-administrativo, que parece no permitir la incorporación activa, propositiva y crítica de otros sectores poblacionales.…”