“…Muchos de ellos, incluyendo los primeros que abordaron sistemáticamente la cuestión (Schlozman y Verba, 1979; Kinder y Kiewiet, 1979;Scott y Ropers, 1980), obtuvieron resultados negativos. 2000;Clarke et al, 2011), Francia (Lewis-Beck, 1983, Alemania (Rattinger, 1986; Anderson y Hecht, 2012), Reino Unido (Butler y Stokes, 1974;Hibbing, 1987;Paulson, 1994;Price y Sanders, 1995;), Noruega (Miller y Listhaug, 1984), Suecia (Jordahl, 2006), Dinamarca (Nannestad y Paldam, 1995, 1997, Grecia (Vasilopoulos y Vernardakis, 2011; Karyotis y Rüdig, próxima publicación), Hungría (Lippényi et al, 2013) o Turquía (Baslevent et al, 2009 Sin embargo, otros encontraron que la experiencia de desempleo lleva consigo una reducción significativa de la probabilidad de votar al partido gobernante (modelo de castigo/recompensa) (Kiewiet, 1983;Kinder et al, 1989;Maravall y Fraile, 2000;Healy, 2009;Fosatti, 2013) o un aumento de la probabilidad de votar al partido al que se atribuía especial sensibilidad y aptitud para abordar el tema del paro (modelo orientado a políticas o basado en la propiedad del tema del paro) (Kiewiet, 1981(Kiewiet, , 1983Jordahl, 2006;Wright, 2012;véase también Kwon 2008véase también Kwon , 2010. A la falta de una pauta única de resultados a favor o en contra del impacto electoral de la experiencia de desempleo hay que añadir otras complicaciones.…”