“…Asimismo, se evidencia en el comportamiento de las personas representando lo que la organización verdaderamente valora (Kapp y Partboteeah, 2008), por lo tanto, se muestra una coherencia entre la ética de la organización, la estrategia de la misma y la ética de los colaboradores, favoreciendo una mayor efectividad del clima (Cullen et al 1989) Se evidencia que las prácticas organizacionales fomentan un razonamiento ético y favorece la formación de la identidad moral estimulando la fuerza motivacional de los colaboradores para actuar de forma correcta y de acuerdo a la organización (Ceranic y Reynolds, 2007) dando forma y perfección a la precisión de los juicios, y aumentado la probabilidad de un desempeño correcto (Ceranic y Reynolds, 2007). Los colaboradores logran entender el comportamiento moral que se espera de ellos y la responsabilidad e impacto de sus decisiones (Bunderson, 2001) a partir del razonamiento ético (Kidwell y Valentine, 2009). El identificarse e involucrar a los empleados con los principios y leyes entre sus integrantes ayuda a mantener este tipo de clima por medio de sus interacciones, compartiendo un ambiente de racionalidad y ética (Bennis y O'toole, 2009), y entre los colaboradores proporciona espacios para la interacción entre el grupo (Kidwell y Valentine, 2009).…”