El artículo tiene como objetivo abordar algunas lógicas en los movimientos y espacios de tránsito en América Latina entre 2015 y 2021. Este período se ha caracterizado no solo por el aumento acelerado de la movilidad humana en la región, sino también por la adopción y la diversificación de los enfoques de securitización − externalización de políticas y desterritorialización de fronteras − que surgen como respuesta a sus desplazamientos. A partir de una revisión documental y el análisis de la movilidad humana en países del Triángulo Norte, Venezuela y Haití, se determina que esta situación restrictiva ha generado, en el caso de la migración sur-norte, el fortalecimiento de las «fronteras verticales» y, en el caso de la migración intrarregional, la diversificación de formas de movilidad y el fortalecimiento de los espacios de tránsito; pero también el posterior desmantelamiento de estos últimos por cuenta del impacto de las restricciones para contener la expansión del Covid 19 en los ingresos y oportunidades de subsistencia de los migrantes.