El artículo remite a diferentes corrientes de pensamiento y distintos autores sobre el problema del conflicto social. Se consideran teorías conflictivistas y teorías consensualistas, el enfoque funcionalista que relaciona la radicalización de los movimientos sociales con la incapacidad de las instituciones para integrar la protesta dentro de sus esquemas, y perspectivas centradas en el conflicto entendido como lucha por el poder. Se reconoce que a lo largo de la historia los actores sociales han mantenido en sus desplazamientos múltiples relaciones de complementariedad y antagonismo y que la forma que alcanza el conflicto al producir la movilización constituye la identidad de estos actores, y se destaca la importancia de la interpretación que los propios sujetos hacen sobre el conflicto. Se analizan conflictos que tienen lugar en las sociedades latinoamericanas y la necesidad de observar los sistemas políticos y las capacidades de los Estados para gestionar estos conflictos, y las tensiones que en Argentina dividen el mundo de las palabras, la ciudadanía y la participación del mundo de la precariedad y la represión y hacen de la discriminación la modalidad más extendida de violencia social. Concluye enfatizando la importancia de promover transformaciones constructivistas del conflicto para consolidar la democracia en nuestra región