“…Generalmente, una vez concluido un trabajo de investigación, el investigador redacta el informe en el formato determinado por la revista a la que desea postular el texto, e inicia un camino que implica un período de tiempo determinado por la revista en cuestión para dar respuesta sobre la aceptación o no del artículo tras un proceso meticuloso de arbitraje. El editor envía el texto a dos o tres árbitros, según sea la forma de proceder de la revista, y se genera el proceso de arbitraje (Aparicio, Banzato y Liberatore, 2016;López et al, 2019;Pérez, 2019;Ross-Hellauer, 2017). Tales procesos de evaluación son considerados imprescindibles en la comunidad científica, puesto que permiten dar cuenta de la información contrastada, de la cientificidad de la propuesta, estando sometida a la revisión de pares académicos con criterios especializados, por lo que se trata de un proceso que es muy bien considerado en el ámbito científico (Ross-Hellauer, 2017;Schonhaut, Millán y Podestá, 2017;Tennant et al, 2017).…”