“…El acercamiento a las necesidades de las empresas en materia internacional permitirá demostrar la voluntad política para apoyar a los sectores que tienen potencial (Manquillo, 2019), reducir la desconfianza hacía la institucionalidad (Aranda-Camacho et al, 2019), la articulación de los datos e información desde un enfoque orientador (Díaz et al, 2017), así como potencializar a las empresas desde una visión gerencial para la internacionalización interna, lo cual no solo es el desarrollo de la actividad transaccional en el mercado internacional (importación y exportación), sino el aprendizaje y la consolidación del negocio en un mercado doméstico, referenciando en mercados competitivos (Zapata et al, 2013), que les permita fortalecer sus procesos internos y tener un apalancamiento financiero (Ochoa et al, 2011), además de evitar que la internacionalización sea un acto intuitivo, sino la sumatoria de decisiones con fundamento en un ecosistema empresarial que promueve la libre competencia (Cepeda-Palacio et al, 2017) y permite mejorar la competitividad del país no solo como una marca (Ojeda et al, 2018), sino por la especialización y su real transformación productiva.…”