“…Ante esto, Sjöman (1992: 56) propone dos hipótesis: la primera es que para el tiempo de los inkas «la producción estuviera a cargo de especialistas hombres para luego pasar a manos de mujeres como consecuencia de la migración y desmembramiento de la sociedad indígena que empezó con la invasión española»; y la segunda, que Gallegos «simplemente pasa por alto que eran mujeres las alfareras». Sin embargo, en el Perú tenemos el ejemplo de varios pueblos llamados Olleros, como San Bartolomé en Piura y Santo Domingo en Lima, y en ambos casos las alfareras son todas mujeres (Ramón, 1999;2008;2017). Durante el trabajo de campo en 2011, pude registrar el trabajo de uno de los últimos hombres alfareros del sector, Francisco Inga en ese momento de 66 años, quien aprendió el oficio de su padre a temprana edad.…”