“…También desde la ecología, el tema de la conservación de la biodiversidad parece basarse en intereses capitalistas, donde se resguardan ciertos espacios como zonas protegidas, desplazando a grupos sociales que pudieran estar habitándolos o utilizándolos, y a la larga, estas zonas se privatizan o utilizan con etiquetas de turismo sustentable o natural, beneficiando a algunos pocos (Hernández & Hernández, 2015). En este sentido se debe construir la parte legal de manera participativa, integral, y que no vea al desarrollo como un enemigo de la naturaleza (Hernández & Hernández, 2015). La conservación de la naturaleza debería entenderse desde un enfoque ecosistémico donde se vincule también con la cultura que la habita, en lugar de protegerla contra la gente, fomentar la corresponsabilidad o reconocer las acciones humanas que han sido a favorables; pues en ocasiones grupos humanos como indígenas, han habitado y condicionado sus prácticas y creencias con respeto a la naturaleza (Hernández & Hernández, 2015).…”