Solo uno entre muchosComencé a pensar en la convivialidad al borde inspirado en las vidas de algunos senegaleses vendedores de playa que, en el verano de 2016, acababan de mudarse a un pequeño apartamento en Copacabana, Río de Janeiro. Antes habían vivido en una favela en proceso de gentrificación, así como en el socialmente heterogéneo barrio Centro de Niterói, un distrito vecino a Río de Janeiro. En su tiempo libre, estos senegaleses interactuaban principalmente con otres compatriotas, en su mayoría discípulos de la hermandad musulmana mouride. El éxito económico en Río de Janeiro era fundamental para que la aventura migratoria valiera la pena. De ahí que los senegaleses trabajaran en las playas durante jornadas muy extensas, que solo se suspendían en caso de lluvia. Percibían claramente que se encontraban entre muchos otros en el intento de salir adelante. Dada la situación de recesión económica y agitación política, la tarea no era fácil. Independientemente de la prioridad económica, los comentarios cotidianos de mis interlocutores revelaban ante cualquiera que prestara atención las grandes complejidades que implicaba la relación con la localidad presente y sus formas de vivir con la diferencia.