El artículo ofrece una panorámica de los retos que la cuarta revolución industrial plantea para la agenda feminista. La algoritmización de la esfera pública implica la automatización de decisiones que antes eran tomadas por seres humanos. Estas decisiones, no son neutras, incorporan y reproducen sesgos que generan situaciones de desigualdad. La incorporación de las mujeres a los equipos de trabajo en el sector STEM contribuiría a erradicar estos sesgos, si bien, la brecha de género no parece remitir. Para ilustrar la manera en la que los sesgos de género y los modelos androcéntricos pueden arruinar el proceso de toma de decisiones, se proponen dos ejemplos paradigmáticos: el ámbito de la salud y el sistema VioGén.