De manera general, la detección de radiación ionizante se realiza a través de diferentes dosímetros como son: las cámaras de ionización (CI), los diodos, los dosímetros termoluminiscentes (TLD) y los de luminiscencia estimulada ópticamente (OSL), entre otros. Aunque las cámaras de ionización se utilizan en todos los centros de radioterapia, su uso es exclusivo en dosimetría física, la cual se realizan en fantomas de agua, que simulan la consistencia y la densidad de un órgano humano vivo. Las CI son de gran tamaño (∼27mm), necesitan correcciones por recombinación iónica, son frágiles, precisan cableado y presentan dependencia con la energía, lo cual dificulta su implementación en dosimetría clínica. Los diodos son frecuentemente utilizados debido a su tamaño pequeño y medición en tiempo real, no obstante, su respuesta presenta fluctuaciones con la temperatura, exhiben pérdida de sensibilidad con la dosis acumulada, necesitan ser pre-irradiados, deben ser calibrados para cada energía a utilizar y no son tejido-equivalentes. Los TLD son ampliamente utilizados por su buena equivalencia con el tejido biológico, su alta sensibilidad y su posibilidad de reutilización. A pesar del amplio uso de estos dosímetros, diversas organizaciones están migrando hacia la dosimetría OSL debido a las ventajas dosimétricas que posee con respecto a la TLD. Párrafo extraído de la tesis de posgrado a modo de resumen.