“…Las empresas pretendieron imponer como principio que disponían de saberes expertos para organizar sus negocios y, en consecuencia, eludieron que las administraciones se inmiscuyeran en la toma de decisiones sobre la salud y las relaciones laborales. Al respecto, Bagwell (1982), Knox (2001), Harrington (2003), Aldrich (2006), Esbester (2006) y Giles (2011) revelan cómo la seguridad formaba parte de las decisiones meditadas de los directivos con el fin de limitar sus gastos de capital y costes de operación. Como parte de esta estrategia de ahorro, las compañías hicieron al ferroviario responsable del destino de los viajeros y, además, imputaron a la negligencia del trabajador las causas de las fatalidades, por incumplir las normas internas de la empresa (McKenna, 1980;Aldrich, 1993;Caron, 1997).…”