Aunque las dramaturgias gestadas en España desde los años 70 hasta este comienzo de siglo conformen un campo discursivo plural y estéticamente heterogéneo, podemos hallar en diferentes autoras y autores cierta similitud en cuanto a la problematización discursiva y, en concreto, al valor de la palabra. Unas veces buscada, otras diagnosticada, la crisis de la palabra —su insuficiencia o inocuidad, su potencia bélica o adictiva, etc.— atraviesa poéticas dramatúrgicas como las de Angélica Liddell, María Velasco, Alberto Conejero, Juan Mayorga o, antes, José Sanchis Sinisterra. En este artículo, indagaremos en la plasmación estética de la crisis de la palabra (o del discurso bajo sospecha) que se manifiesta, quizás como síntoma o rasgo generacional, en obras recientes de la dramaturgia española. Por un lado, observaremos cómo en este reducido corpus se recuperan debates sobre la crisis autoral heredados del siglo XX (con énfasis en la filosofía del teatro) y cómo, a nivel histórico, sigue en boga —pese a las ya casi cuatro décadas de democracia— una relación traumática con la memoria y con la legitimidad del relato.