“…En otro ámbito, se señala que el uso de los VDJ ha mostrado un impacto positivo en diversas áreas, convirtiéndose en una herramienta complementaria efectiva de tratamiento frente al TDAH, el autismo, la depresión y la ansiedad en niños, niñas, jóvenes y adultos (Brito y Vicente, 2018;Ledo et al, 2016;Miltenberger y Charlop, 2015;Prins et al, 2013), la promoción de hábitos alimentarios saludables en niños y niñas (Hermans et al, 2018), así como la estimulación cognitiva en personas mayores (Glass, Maddox y Love, 2013;Lampit, Hallock y Valenzuela, 2014). Además, han incidido positivamente en la formación universitaria en carreras de la salud (Gentry et al, 2019;Turner, Johnston, Kebritchi, Evans y Heflich, 2018), la innovación pedagógica (De Freitas, 2018), el trabajo colaborativo y la resolución de problemas (Sung y Hwang, 2018), el uso lúdico de las TIC en la promoción del aprendizaje autorregulado (Valencia y Caicedo, 2017) y la estimulación de las funciones ejecutivas en estudiantes escolarizados situados en un rango etario entre 14 y18 años, siempre y cuando el VDJ se diseñe rigurosamente con este propósito (Homer, Plass, Raffaele, Ober y Ali, 2018;Parrado, Muñoz y Henao, 2015).…”