Clarificar el discurso público, hacerlo más simple (claro, fácil) y atractivo (accesible, persuasivo), contribuye a que la comunicación institucional cumpla mejor su cometido y tenga una mayor incidencia social. Para ello, resulta muy rentable en términos de eficacia comunicativa combinar los saberes de las disciplinas interesadas en el estudio del lenguaje en uso y la comunicación con los descubrimientos de las ciencias del comportamiento. En este trabajo queremos mostrar cómo la acción lingüística puede contribuir a que la comunicación de las instituciones públicas facilite que los ciudadanos entiendan los textos que les atañen y tomen decisiones que consideren adecuadas para su bienestar personal y el bienestar social.