“…Embajadores/Lavapiés, combinadas con el impacto global que se produce a mediados de la última década del siglo pasado, inciden, de forma importante, en esta recepción de inmigrantes transnacionales. Entre ellas, cabe citar múltiples fortalezas, y también vulnerabilidades previas, como su centralidad urbana y óptimas comunicaciones, que facilitan el desplazamiento hacia otras partes de la ciudad, aun careciendo de vehículo privado; la existencia de un amplio mercado de infravivienda o de alojamientos en malas condiciones, así como la constitución de un mercado irregular de alquiler al alcance de los inmigrantes; la posibilidad por ello de reforzar el hacinamiento habitacional, característico de la historia de este barrio, con fenómenos como las "camas calientes" o los llamados "pisos patera" en los años en que irrumpe este nuevo flujo migratorio; la presencia de redes de apoyo e intercambio compuestas por las comunidades de inmigrantes previamente asentadas en el barrio; la expansión de enclaves y economías étnicas en su suelo, todavía en vigor; o en fin, las representaciones imaginarias de muchos de sus nuevos colectivos, que perciben Embajadores/Lavapiés como un espacio "seguro" o "cercano", incluso como un "refugio", debido a la presencia de otras personas de idéntica nacionalidad, o procedentes del mismo Continente (Pérez Agote, Tejerina & Barañano, eds, 2010;García Selgas, 2016). Todo ello jugó a favor de la conversión de este espacio en una suerte de "pista de aterrizaje" para múltiples personas migrantes, que encontraron en el mismo una solución a sus urgentes necesidades de alojamiento, en la mayor parte de los casos, altamente precaria, pero rápida y viable.…”