“…Diversos autores señalan que la realización de actividades con patrones matemáticos a temprana edad es factible y adecuada, ya que se ha observado que varios niños crean espontáneamente patrones matemáticos durante el juego libre (Piccolo y Test, 2010;Seo y Ginsburg, 2004). Estudios previos han documentado que los niños progresan en sus habilidades para trabajar patrones matemáticos desde el nivel prescolar hasta el jardín infantil (Clements y Sarama, 2014;Lüken, 2018;Rittle-Johnson, Fyfe, Loehr, y Miller, 2015; Rittle-Johnson B. , Fyfe, McLean, y McEldoon, 2013). Dichas habilidades van desde la capacidad de interpolar, copiar y extender patrones de repetición simples (es decir, patrones AB) a los cuatro años, pasando por la capacidad de extender patrones de repetición un poco más complejos (por ejemplo, ABB o ABC) a los cinco años, hasta la capacidad de identificar la unidad más pequeña de un patrón (por ejemplo, en un patrón ABBABBABB, el niño identifica la unidad central del patrón como ABB) a la edad de seis años (Clements y Sarama, 2014).…”