“…A diferencia de las protestas de años anteriores, asociadas a los movimientos estudiantiles, las revueltas juveniles chilenas del estallido social abandonaron la lógica de la dicotomía de la protesta directa (Vommaro, 2016), dejando atrás el uso de la protesta como herramienta para plantear exigencias al Estado. Desde la multitud, comenzaron a proponer un nuevo tipo de ciudadanía, basada en un nuevo repertorio de acción política: la auto-organización como camino a una forma de construcción de democracia directa (Campos-Medina, 2020;Faure, 2020;Ganter-Solís & Zarzuri-Cortés, 2020). Así, por ejemplo, el estallido social no solo posicionó demandas, sino que ejecutó acciones ciudadanas de toma de decisiones participativas, tales como cabildos o asambleas, que tuvieron como principal efecto un proceso constituyente que redactará una nueva constitución para Chile en los próximos años.…”