Esta tesis se propone analizar el proceso de construcción del misoprostol en tanto droga abortiva como un fenómeno socio-técnico y tecno-cultural desde su invención en la década de 1970 hasta 2020. A partir de un enfoque constructivista de la innovación tecnológica, el trabajo se centra en el caso específico de esta droga utilizada para realizar abortos ambulatorios en Argentina que ha cobrado un rol protagónico en los últimos años a la luz de la actualización de los debates en torno de la interrupción voluntaria del embarazo, reimpulsados por los feminismos de este país en pos de la legalización de este derecho, finalmente obtenido en 2020 con la sanción de la ley 27.610. Aquí, sobre la base de la inscripción en el campo de la comunicación, se entabla un diálogo con los estudios culturales, que permite situar al misoprostol como artefacto enmarcado respecto de sus condiciones materiales e históricas de producción y circulación, con el fin de atender a los usos y apropiaciones que distintos actores hacen de él, también en condiciones históricas y culturalmente situadas. Dicha trayectoria se constituyó en cuatro fases, asociada cada una a un problema socio-técnico y tecno-cultural diferente con la intervención de diversos grupos sociales relevantes que construyeron al artefacto en cuestión. En el marco de las cinco décadas que abarca esta tesis, se aborda el proceso por el cual las indicaciones de la medicación cambiaron de su primera inscripción como protector gástrico –donde su función abortiva era considerada expresamente como una contraindicación para las mujeres embarazadas– hasta su utilización en la práctica de abortos medicamentosos seguros, efectivos y ambulatorios. En este sentido, discutiendo con las visiones lineales del desarrollo tecnológico, se problematiza cómo el aborto medicamentoso y el misoprostol como droga abortiva se construyeron de modo interrelacionado. La estrategia metodológica utilizada triangula diversas técnicas a fin de indagar no solo en los discursos, sino también en las prácticas de los grupos sociales relevantes, y lo hace a partir del análisis de publicaciones científicas, documentos, libros, manuales, resoluciones, datos cuantitativos producidos por organizaciones feministas y entrevistas en profundidad a profesionales de la salud, mujeres que abortaron con misoprostol y militantes feministas.