Como respuesta al problema de la violencia física y sexual contra la infancia en Colombia, el Congreso de la República aprobó, en 2020, la instauración de la cadena perpetua para quienes cometieran este tipo de delitos, cuyas mayorías consideraron que era la solución correcta a este fenómeno social. Sin embargo, varios sectores han descreído de esta medida y la han tildado de populista e innecesaria. El propósito de este artículo es demostrar que, en este caso, se observó la primacía de la emoción —o intuición— y no de la razón. Para ello se analizan los argumentos presentados en los debates, a partir de teorías de la argumentación y de la psicología cognitiva, se describe el populismo punitivo y se concluye que los planteamientos basados en la intuición y en la emoción se impusieron más que la ciencia o la razón. Esto puede adecuarse a las categorías del populismo, que es posible combatirlo, sostengo, con una mirada distinta, que comprenda la cultura científica, el reconocimiento del otro y la educación emocional.