“…Esto denota, como mínimo, la flexibilidad tecnológica desarrollada durante el Período Prehispánico Tardío para enfrentar el estrés de un modo de vida estacionalmente móvil y minimizar la falla en la captura de las presas de las cuales dependían. En tal sentido, se espera que la información pueda ser utilizada como modelo para interpretar la organización tecnológica durante la transición hacia la producción de alimentos en otras poblaciones del Viejo y Nuevo Mundo, en donde la incorporación de cultivos no necesariamente dio lugar a un modo de vida agrícolasedentario, sino a múltiples combinaciones entre caza-recolección, agricultura y movilidad residencial(Hard y Merrill, 1992;Kelly, 1992;Diehl, 1997;Arnold, 1999;Chaparro, 2001;Smith, 2001;Chilton, 2002;Symons, 2003;Escola, 2004;Denham et al, 2007;Hill et al, 2008; Asouti y Fairbain, 2010;López Campeny, 2010;Freeman, 2012;Bulbeck, 2013;Pérez et al, 2013;Rocek, 2013;Silva y Frank, 2013;Capriles, 2014;Hocsman, 2014;Popov et al, 2014;Gates-St Pierre, 2015;Lucero et al, 2016;Boyd, 2018;Politis y Bonomo, 2018;Ricci et al, 2018;Borgo, 2020), pero que actualmente no son visibilizadas adecuadamente por la rigidez de la concepción normativa del cambio evolutivo(Layton et al, 1991;Smith, 2001;Rocek, 2013;Grillo, 2014;Medina et al, 2020). Los datos obtenidos, de esta manera, apuntan hacia la existencia de un cierto componente tecnológico conservado entre los grupos tardíos, que, junto con la expeditividad, regían la organización de la tecnología.…”