En este artículo se analiza la experiencia de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) desde sus orígenes (1991) hasta su fractura (2010), tomando aportes de los estudios de género para analizar la incorporación de las demandas y reivindicaciones de las trabajadoras como sujetos políticos en los espacios sindicales, atendiendo a tres aspectos centrales: a) la articulación entre la central sindical y el movimiento de mujeres y feminista, b) la transversalización de la perspectiva de género en sus principales políticas, y c) la participación de las mujeres en las instancias de conducción nacional. Para ello nos valemos de diferentes fuentes bibliográficas, documentales y entrevistas a las dos titulares de la Secretaría de Género e Igualdad de Oportunidades, para recuperar sus miradas acerca de estas cuestiones problemáticas en un contexto atravesado por las tensiones y disputas que confrontan el protagonismo político de los feminismos con las políticas de restauración neoliberal y neopatriarcal, tanto en el país como a nivel global. Del análisis de la experiencia de la CTA se puede ver una propuesta innovadora frente de modelo sindical tradicional con el acento puesto en colectivos sociales emergentes, incorporando, paulatinamente, las causas impulsadas por los movimientos feministas.