“…Por ejemplo, la comparación del sueño de los jóvenes de 1963 con los de 1910-1911 mostraba una reducción del tiempo total de sueño de aproximadamente una hora y media, lo que sugiere que tendemos a perder horas de sueño por el actual estilo de vida (Carskadon, 1993). Por otra parte, diversos estudios han señalado los efectos perjudiciales de la privación de sueño en diversas medidas del estado de ánimo (Blagrove y Akehurst, 2001;Brendel et al, 1990;Beutler, Cano, Miró y Buela-Casal, 2003;Cano, Miró y Buela-Casal, 2001;Cutler y Cohén, 1979;Gillberg y Akerstedt, 1981;Hill et al, 1996;Mikulincer et al, 1989;Miró, Cano, Espinosa y Buela-Casal, 2002b;Reynolds et ai, 1986).…”