“…Por último, con respecto a los Gobiernos, también generan conflictos la criminalización de los manifestantes (Bebbington & Bebbington, 2011), el sesgo a favor de la industria que se refleja en el llamado «imperativo extractivo» (Arsel et al, 2016) y la mala gestión de los fondos, es decir, la corrupción (Kolstad & Søreide, 2009;Knutsen et al, 2016). En todos los niveles en los que ocurren conflictos, diversas tradiciones disciplinarias destacan diferentes conjuntos de variables explicativas, como los precios de las materias primas (Blair, Christensen, & Rudkin, 2021), la variación interna de las rentas generadas por recursos (Arce, 2015;Orihuela, Pérez, & Huaroto, 2019), las amenazas ecológicas y la vulnerabilidad relacionada con el estrés ambiental (Adger, 2006), las coaliciones que permiten que tenga éxito la oposición a la extracción (Arce, 2014), la desmovilización de las comunidades afectadas (Lapegna, 2016), y los mecanismos institucionales orientados a mejorar la gobernanza de los recursos (Torres Wong, 2018;Jaskoski, 2020), así como los programas de RSE (Amengual, 2018;Haslam, 2021;Sícoli Pósleman & Sallan, 2019), por citar algunos ejemplos.…”