“…Ahora bien, es habitual que este tipo de intervenciones se realicen de forma grupal y se cuente con homogeneidad en el grupo, en aspectos relevantes como la edad, esto con el fin de prevenir que existan diferencias muy amplias que puedan conllevar a un entorno disfuncional en el grupo (Sanz, 2016). Por otro lado, se suele agrupar a los participantes de acuerdo a características psicopatológicas comunes, tales como Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), Autismo, Asperger y dificultades de aprendizaje, entre otras; de hecho, la literatura expone numerosas investigaciones con las posibles psicopatologías mencionadas (García-Castellar, Jara-Jiménez, Sánchez-Chiva & Mikami, 2015;Mafra, 2015;Radley, Jenson, Clark, Hood & Nicholas, 2014). Del mismo modo, es frecuente que las investigaciones relacionadas con el entrenamiento de habilidades sociales a niños y adolescentes ocurran al interior del contexto escolar, ya que es un contexto adecuado para la observación y práctica de las estrategias, demostrando resultados positivos en las intervenciones en cuanto al aumento de los repertorios adecuados (Caballo, Carrillo & Ollendick, 2015;Vagos, Pereira & Warner, 2015).…”