IntroducciónLas conceptualizaciones modernas sobre la gé-nesis de los trastornos mentales consideran los sucesos vitales estresantes (SVE) como un factor fundamental en el origen de los mismos (Koenders, Giltay, Spijker, Hoencamp, Spinhoven y Elzinga, 2014;Oliva, Jiménez, Parra, y Sánchez-Queija, 2008;Sandín, Rodero, Santed y García-Campayo, 2006). En relación al trastorno obsesivo compulsivo (TOC), Horowitz (1975) señaló que el estrés exacerbaba las intrusiones mentales, y Mineka (1985) indicó que ciertas conductas estereotipadas podrían ser una respuesta innata al estrés en animales. Recientemente, algunos autores han remarcado la importancia del estrés, incluyendo los SVE y los acontecimientos traumáticos en el desarrollo de la enfermedad (Fairbrother y Abramowitz, 2007; Gothelf, Aharonovsky, Horesh, Carty, y Apter, 2004;Real, et al., 2011;Rosso, Albert, Asinari, Bogetto y Maina, 2012; Vidal-Ribas, Stringaris, Rück, Serlachius, Lichtenstein y Mataix-Cols, 2015). Además, algunos estudios indican que se da un número significativo de SVE en el año anterior al inicio del trastorno, en comparación con el grupo control (McKeon, Roa, y Mann, 1984; Khanna, Rajendra y Channabasavanna, 1988). En niños con TOC también se observa un mayor nú-mero de SVE a lo largo de la vida y en el año previo al inicio de la enfermedad (Gothelf, et al., 2004). Sin embargo, otros estudios no han logrado encontrar dicha asociación (Maina, Albert, Bogetto, Vaschetto y Ravizza, 1999).Otras investigaciones han examinado la relación entre los SVE y las características socio-demográficas y clínicas de los pacientes con TOC en los que el inicio del trastorno ha sido desencadenado por un suceso, en comparación con aquellos que no presentan ningún SVE al comienzo del trastorno. Algunos estudios