“…Sin embargo, tal como ha puesto de manifiesto la investigación en didáctica de las ciencias, la educación científica está encontrando numerosas dificultades, como muestran los elevados índices de fracaso y la falta de interés o, incluso en ocasiones, el rechazo hacia los estudios científicos, y en particular hacia la Química, lo que está obstaculizando la alfabetización científica del conjunto de la ciudadanía (Bybee y DeBoer, 1994;Bybee, 1997;Solbes y Vilches, 1997;Dunbar, 1999;Marco, 2000Marco, y 2004 y está afectando también a la formación de los científicos y tecnólogos del futuro, ya que este fracaso en lograr una alfabetización científica de la ciudadanía se traduce en la falta de personas candidatas para proseguir estudios científicos en las etapas no obligatorias (OCDE, 2006;Rocard et al, 2007). Una alfabetización científica que se impone como una dimensión esencial de la cultura ciudadana, necesaria para contribuir a la formación de personas responsables preparadas para la participación en la toma de decisiones, lo que supone entre otras cosas una garantía de aplicación del principio de precaución que se apoya en una creciente sensibilidad social frente a las implicaciones del desarrollo tecno-científico que puedan comportar riesgos para las personas o el medioambiente.…”