“…Se aplica especialmente a aquellos profesores observados, aunque también a los observadores y directivos. Los efectos percibidos por estos actores pueden sintetizarse como sigue: incrementa la colegialidad entre miembros de una institución educativa; ayuda a identificar aspectos débiles de la docencia como también reafirma aquellas prácticas efectivas (Bell y Thomson, 2016;Brix et al, 2014;Thomas et al, 2014;Whipp y Pengelley, 2017); contribuye a la reflexión de parte de ambos involucrados y a la modificación de prácticas docentes (Alabi y Weare, 2014;Donnelly, 2007;Grainger et al, 2015;Harris et al, 2008); motiva a los profesores a enseñar desde otras perspectivas y con otras metodologías; conduce a respetar las formas de enseñar de los colegas (O'Leary y Price, 2016; Thomas et al, 2014); incentiva la discusión colectiva acerca de la docencia y, por lo tanto, la visibiliza y hace pública, quitándole en parte el carácter privado e individual que suele tener (Rush Pierce et al, 2018). En algunos casos la observación revela aspectos desconocidos a los docentes observados, es decir, comportamientos sobre los cuales no eran conscientes; los docentes se abren a la crítica y la innovación, especialmente debido a la confianza depositada en el par observador (Blackwell y McLean, 1996).…”