En 2003 Pablo Berger estrena su primer largometraje, Torremolinos 73, comedia ambientada en la España del franquismo tardío. Este filme es la transposición cinematográfica del auténtico itinerario de un aspirante cineasta español de los años 70, autor de una película pornográfica que acabó siendo comercializada en Dinamarca. El contexto temporal en el que se desarrolla la historia del protagonista es pretexto a la recreación de una época pre-democrática de la que Berger conserva ante todo la cultura consumista, haciendo de la cinta un lugar de memoria popular. Este trabajo pretende examinar cómo el director de cine se apropia de los fragmentos de una memoria esencialmente mediática, excluyendo voluntariamente todo discurso histórico o político abierto, para ofrecer una representación estilizada, atomizada y distorsionada del periodo re-imaginado en clave posmoderna. El reciclaje de los referentes musicales y cinematográficos está regido por estrategias de deformación y reescritura paródica que inscriben de lleno la película de Berger en el cine posmoderno español, a la par que la construcción abismal del filme produce un discurso autorreflexivo.