“…Sin embargo, en los últimos años, se ha comprobado que la presencia de violencia en las relaciones de noviazgo de los adolescentes y adultos jóvenes es superior a la tasa de violencia perpetrada en las relaciones de convivencia estable, tanto en muestras anglosajonas (Jouriles, Garrido, Rosenfield y McDonald, 2009;Sears, Byers y Price, 2007) como específicamente en población española (Muñoz-Rivas, Graña, O'Leary y González, 2007; Rubio-Garay, López-González, Saúl y Sánchez-Elvira-Paniagua, 2012) y en jóvenes latinoamericanos (Celis y Rojas, 2015; Cortés-Ayala, Bringas-Molleda, Rodríguez-Franco, Flores-Galaz, Ramiro y Rodríguez-Díaz, 2014; Cortés-Ayala, Flores, Bringas, Rodríguez-Franco, López-Cepero y Rey-Anacona, 2013; ReyAnacona, Mateus-Cubides y Bayona-Arévalo, 2010). De hecho, aunque los resultados varíen sensiblemente dependiendo de los instrumentos de investigación y de la definición de violencia empleada, se encuentran tasas de prevalencia de violencia dos o tres veces superiores a las halladas cuando se estudian muestras de parejas adultas (González-Ortega, Echeburúa y Corral, 2008;Póo y Vizcarra, 2008).…”