“…Durante los debates constituyentes, las principales élites políticas, incluidos los nacionalistas conservadores, convinieron una posición común, de mínimos aceptables para todos, en lo referente a la estructura territorial del Estado (Bastida 1998;Quiroga 2009;Martínez-Herrera y Miley 2010;Muñoz 2012). Este acuerdo cristalizaría, por un lado, en el desarrollo del modelo autonómico de descentralización territorial y, por otro lado, en un acomodo discursivo de las distintas identidades nacionales de ámbito subestatal, que podían "leerse" en clave histórico-cultural y englobadas en una identidad española de contenido político (o construida a partir de los valores constitucionales).…”