“…Las últimas investigaciones en torno al fenómeno de la gentrificación turística se han centrado, en gran medida, en la relación entre los impactos de formas específicas de este diferencial de renta, como la proliferación de hoteles de lujo y antiguas viviendas convertidas en apartamentos turísticos, esto es, alquileres de corto plazo, y el desplazamiento socioespacial de aquellos grupos sociales con menor capacidad económica del centro de las ciudades (Caccese, 2019;González-Pérez, 2019; Lestegas, Seixas y Lois-González, 2019; Lopes, Rodrigues y Vera-Cruz, 2019); en la transformación social generalizada que se produce en entornos urbanos bajo el monocultivo turístico (Cordeiro, 2018;Mansilla y Milano, 2019); en el papel que juega el patrimonio y la cultura en las dinámicas de gentrificación ligadas al turismo (Delgadillo, 2018;Korthals Altes, Kleinhans y Meijers, 2018) o en la producción de narrativas de renovación urbana a la hora de legitimar procesos de gentrificación (Davies, 2019), entre otras cuestiones. Todas ellas coinciden en destacar, por un lado, el papel protagónico alcanzado por las ciudades en los procesos de acumulación capitalista, con la vivienda como un elemento fundamental para la generación de plusvalías y, por otro, en el turismo como el instrumento por excelencia de las nuevas políticas urbanas, con consideraciones ideológicas y culturales.…”