En América Latina los investigadores sociales han entendido los desastres como procesos sociales. No obstante, esto no quiere decir que el concepto de ‘desastre’ sea unívoco. Los desastres son procesos contenciosos, y además, el concepto tiene una raigambre occidental particular que pasa por alto conocimientos y experiencias situadas de habitantes del sur global. El presente artículo busca cuestionar los contornos tradicionales de lo que llamamos ‘desastre’, siguiendo literatura sobre estudios críticos de desastres, y proponiendo una aproximación desde diversas escalas espacio-temporales. Centrado en un caso particular (el sur-oriente de Santiago, Chile, donde ocurrió ‘el’ aluvión de la Quebrada de Macul en 1993), el artículo se basa en una investigación cualitativa etnográfica, usando datos recabados mediante entrevistas, observación participante y análisis de documentos relevantes (ej., leyes, políticas, prensa). Los resultados describen tres escalas espacio-temporales: una centrada alrededor del día del ‘evento’; una en el desarrollo urbano; y la tercera, en la vida de una persona. Cada escala enfatiza diferentes aspectos y perspectivas respecto de lo que es un desastre. Tal aproximación problematiza los contornos de lo que la literatura y la política pública llama ‘desastre’, descentrando el concepto en relación a límites convencionales, y describiendo cómo múltiples condiciones de riesgo persisten en diversas experiencias de actores, políticas y prácticas situadas.