“…Diversos estudios, han revelado que las percepciones del personal de salud, especialmente de las enfermeras, subestiman las propiedades benéficas de las visitas abiertas y, así mismo, maximizan las creencias sobre sus efectos deletéreos, sin la existencia de evidencia científica que lo sustente, de modo que los profesionales de enfermería no consideran que las políticas de visitas abiertas puedan favorecer la recuperación y mejorar el cuidado centrado en el paciente, incrementar el confort de los enfermos y proporcionar un apoyo para los cuidadores (7). De forma similar, creen que las visitas flexibles interfieren con la planeación del cuidado, incrementan el tiempo que el enfermero utiliza brindando información a los familiares, obstaculizan con el cuidado directo de enfermería, favorecen el agotamiento de los pacientes y familiares, interfieren con el humor de las enfermeras, incrementan el estrés psicológico del paciente, hacen que los profesionales se sientan controlados, generan descompensación hemodinámica en los pacientes e infringen su privacidad e incrementan el riesgo de infección (7)(8)(9)(10)(11)(12)(13)(14), por lo que restringen las visitas e implementan barreras para su flexibilización (8).…”