Se indagó sobre los desórdenes de la salud mental de los inmigrantes chinos (culíes) que llegaron al Perú en el siglo XIX, entre 1849 y 1874, para suplir la carencia de mano de obra después de la abolición de la esclavitud. Se revisó las publicaciones históricas sobre las condiciones de vida de esa población; los datos se sustentan en registros provenientes de sus centros de trabajo. Los informes, que abarcan el período entre 1865 y 1900, permitieron delinear alteraciones emocionales y de conducta relacionadas con estrés prolongado (reclutamiento traumático, larga e insalubre travesía marítima, sin familia, con trabajo en condiciones de semiesclavitud y encierro en galpones). Se colige la presencia de estados asteniformes somatógenos, depresivos, hipocondríacos o de simulación en los trabajadores calificados como ‘mañosos’. La literatura refiere prácticas homosexuales en el encierro obligado de varones solteros y enfermedades de transmisión sexual que incluye a la sífilis; un elevado consumo de opio que trató de ser reemplazado por alcohol y coca; actitudes de desesperanza, resistencia y rebeldía que condujeron a suicidios y homicidios así como a rebeliones grupales y a colaboracionismo durante la Guerra del Pacífico. Estos hallazgos históricos, confrontados con las estadísticas hospitalarias del Manicomio del Cercado (primera parte), coinciden en señalar el alto consumo de opio, por los cuadros diagnosticados en el hospital psiquiátrico como ‘locura tóxica’ asociada a ese estupefaciente. Hay una discrepancia entre los informes históricos de frecuentes enfermedades de transmisión sexual, incluyendo sífilis, y la escasa prevalencia hospitalaria de parálisis general progresiva (PGP), la forma psiquiátrica de la neurosífilis revelada en la primera parte de este estudio. En la discusión de esta incongruencia se plantea la posibilidad de una malarioterapia ecológica como factor influyente en la baja prevalencia hospitalaria de PGP.