“…Estas tres corrientes teóricas difieren en sus principios y valores: la Nueva Gestión Pública pone el acento en el mercado y la competencia, en los valores neoempresariales (sustentados en las tres "e", economía, eficiencia y eficacia) y en la orientación a los resultados, por lo que incide en aplicar técnicas de gestión privada que sirvan para dar respuesta a las necesidades y expectativas del ciudadano-cliente; la Gobernanza apuesta por la gestión en red, por el diseño de estructuras interadministrativas e intersectoriales (colaboración público-privada), por lo que se apoya en las tres "c", cooperación, coordinación y colaboración; y el Nuevo Servicio Público intenta recuperar la "naturaleza pública de la administración pública" (Aguilar, 2006: 43), sin olvidar su rol legal y económico o de mercado (Denhardt y Denhardt, 2003), por lo que dota de valores democráticos a la gestión pública, haciendo especial hincapié en la participación directa de los ciudadanos en todas las fases de los servicios públicos (diseño, producción, prestación, seguimiento y evaluación). Sin embargo, a pesar de estas diferencias, coinciden en una cuestión fundamental, su concepción del ciudadano y de los actores sociales como sujetos activos y como "agentes creadores de valor" en la producción de resultados públicos (Bourgon, 2010).…”