“…(Meyer, Stanley, Herscovitch, & Topolnytsky, 2002). El compromiso organizacional es usualmente medido en tres dimensiones establecidas por Allen & Meyer, estas son: (a) el compromiso afectivo, deseo de los empleados de permanecer dentro de la organización de manera voluntaria, se caracteriza por tener una asociación afectiva y emocional, el empleado apreciaría el hecho de ser miembro de la organización, (b) el compromiso de continuidad o compromiso instrumental, las expectativas de los empleados de seguir en la organización o salir de ella basados en sus logros o de cómo serían considerados, relacionado también con los costos de salida de la organización y es construido sobre una base de relaciones de valor de alternativas posibles (c) compromiso normativo, permanecer en el trabajo debido a el sentimiento de culpa por dejar la organización, el sentimiento de obligación de permanecer en la organización, construido a partir de normas y expectativas de los empleados sobre la empresa (Farahani, Taghadosi, & Behboudi, 2011;Komari & Djafar, 2013;Shurbagi, 2014) En un estudio previo se demostró que existiría una relación positiva entre el compromiso organizacional y la satisfacción laboral y que esta relación no sería afectada por el género o la edad de los colaboradores (Anari, 2012). En otro estudio previo se habría comprobado la relación positiva entre el compromiso organizacional y el desempeño de la empresa pudiendo asumir que las empresas con mayores niveles de compromiso organizacional en sus colaboradores, obtendrían mejores resultados.…”