“…Respecto al posible papel de las variables sociodemográficas distintos trabajos coinciden en señalar que los chicos tienden a consumir de manera más intensiva que las chicas (Fuller-Thomson, Sheridan, Sorichetti, y Mehta, 2013;Peralta, Steele, Nofziger, y Rickles, 2010) y que la prevalencia del CIA se incrementa con la edad, alcanzando sus niveles más altos en la adultez temprana (alrededor de los 20 años) (Mota et al, 2010;Windle, Mun, y Windle, 2005). Más allá del género o de la edad, el CIA se ha asociado también con variables personales, tales como un estilo de afrontamiento evitativo (Doumas, Turrisi, y Wright, 2006;Pirkle y Richter, 2006), una baja percepción del riesgo (Parada et al, 2011) o unas expectativas positivas respecto a los efectos del consumo de alcohol (Durkin, Wolfe, y Clark, 2005;McBride, Barret, Moore, y Schonfeld, 2014). También son muchos los trabajos que relacionan el CIA con el consumo de alcohol por parte de los iguales (Coleman y Cater, 2005;Stickley et al, 2013) y con variables del entorno familiar, como pueden ser una actitud parental favorable al consumo de alcohol (Jander, Mercken, Crutzen, y De Vries, 2013), el hecho de pertenecer a una familia desestructurada (Fuller-Thomson et al, 2013) o altos niveles de consumo por parte de los padres (Espada, Pereira, y García-Fernández, 2008;Pons y Berjano, 1999).…”