Las Vidas de Giorgio Vasari es el tratado más influyente del renacimiento y una de las obras más importantes de la historia del arte. Valiéndose de la historiografía como estructura, la biografía como método y la crítica y teoría del arte, como objeto de estudio, documenta y fabula la historia del arte, tal y como la conocemos hoy; describiendo postulados teóricos, técnicos, procedurales y estéticos de una época clave. Con todo, la obra posee aspectos que no han sido bien tratados. Es el caso del término “maniera” –concepto clave y transversal a la obra y época–, traducido a menudo como “estilo”. Esto ha propiciado severos deslizamientos conceptuales, desplazando la artisticidad desde el cómo se hace con las manos (maniera), al cómo se juzga estilísticamente (semiótica/lingüísticamente) el resultado de dicho hacer (obra). En este contexto y auxiliándose del vínculo entre “maniera” y “manuaje”, este artículo revisa la centralidad de lo manual en Las Vidas; mostrando cómo el neologismo manuaje, 1) abre una vía teórica para restituir el deslizamiento conceptual aludido; y 2) lejos de ser nuevo, es basamento silencioso de un tratado seminal.