“…Los estudios sobre este trastorno se han agrupado principalmente en torno a dos posturas o enfoques: (1) un enfoque lingüístico (Peterson & Gardner, 2011), que lo considera un problema específico, en el que las dificultades centrales radican en los componentes del lenguaje, es decir, fonológico, morfosintáctico, semántico y prag-mático; y (2) el enfoque de procesamiento de la información (Bermeosolo, 2012;Hincapié et al, 2007;Martínez, Herrera, Valle & Vásquez, 2011;Mongomery & Windsor, 2007), que lo considera un problema general de la cognición, encontrándose afectados los componentes tanto lingüísticos como no lingüísticos (Mendoza, 2012).…”