Éste es un artículo de incitación a la reflexión sobre el lenguaje que utilizamos en las ciencias sociales y la esfera pública colombianas para referirnos a Colombia; es decir, para adelantar reflexiones, debates y propuestas generales sobre el país. Propongo la puesta en primer plano de la noción de república, y el abandono -excepto en casos precisos-de las nociones de patria y nación. La noción de república se refiere a un horizonte geográfico de derecho, ciertamente en perpetua construcción, pero aun así tangible, aplicable y susceptible de discusión en cuanto a su vigencia, reforma, aplicación o infracción. La noción de república abre posibilidades de reflexión crítica en la historia, las ciencias sociales, las humanidades, el derecho y el arte, a la vez que conlleva la discusión responsable y pertinente en la esfera pública. Por su parte, la palabra patria sirvió en los orígenes de la república para convocar en su favor sentimientos de pertenencia local forjados en los siglos anteriores, y que hoy son extemporáneos. El término nación, en sociedades altamente desiguales como la colombiana, se refiere a un proyecto de realización en el futuro, y es usual encontrarse con la expresión "construcción de nación". Como categoría de análisis social, el término tiene alcances limitados y su efecto en la reflexión crítica es la ambigüedad y la mistificación. Para demostrarlo me concentro en dos libros más o menos recientes en los que tácitamente se entabla un debate entre dos percepciones generales y opuestas sobre Colombia, debate que pierde fuerza justamente por estar planteado en términos de nación y no de república. Me refiero a los libros de Alfonso Múnera, El fracaso de la nación (1998), y de Eduardo Posada Carbó, La nación soñada (2006).