“…Sufrieron cambios radicales relacionados con su vida social, sus juegos, así como su mundo escolar y familiar. La convivencia permanente con padres y hermanos en una misma casa se vivió, en algunos casos, como una pesadilla y otros como una bendición (Albuquerque & Santos, 2021;Mouesca, 2022;Palacio-Ortiz et al, 2020). La muerte, si bien rondó todos los escenarios durante la pandemia, no fue un tema de conversación ni explicación para los niños, haciendo más difícil la elaboración del duelo (Diolaiuti et al, 2021;Spinelli et al, 2020;Wallace et al, 2020).…”