La visita a la sinagoga para observar –más que para cumplir con una obligación– es un rasgo de la modernidad. Había visitas en la edad media pero eran marcadamente diferentes. El siglo XV es un momento de transición. Las luces eran una parte central del espectáculo. Su simbolismo y significado era rico en variantes que se construían y reconstruían frecuentemente. Parece haber más evidencia para las contribuciones a la sinagoga que al Midrash. El corpus de testimonios que muestran las benefacciones para mantener las luces es muy nutrido. Las mujeres tienen un protagonismo especial. El deseo de contribuir está por encima de diferencias de género, clase socioeconómica, profesiones, localidades.