El efecto de radioyodo en el tiroides es producir una intensa tiroiditis por radiación seguida por una progresiva fibrosis intersticial y atrofia glandular (1). Para determinar la dosis de I-131 en la EG, se han aplicado distintas técnicas para calcular la dosis, mediante tamaño glandular, captación de yodo y turnover de yodo. Sin embargo diversos estudios de seguimiento en pacientes con EG tratados con radioyodo, utilizando distintos métodos de cálculo de dosis, no han encontrado ninguna ventaja sobre utilizar dosis fijas o dosis ajustadas (5). Conseguir que el paciente permanezca eutiroideo, sería el objetivo deseable. Sin embargo la mayoría de los pacientes desarrollan hipotiroidismo permanente. La incidencia del mismo en la EG es de 103/1000 personas-año mientras que en pacientes con adenoma tóxico y bocio multinodular tratados con radioyodo es de 17-18/1000 (6), en nuestro medio la presencia de hipotiroidismo post I-131 en pacientes con EG es del 82,4% algo inferior al descrito por Herrera y cols que es del 90% (2).