“…Pese a la cooperación económica, gran parte de la actual solidaridad entre los Estados "progresistas" en Latinoamérica se ha rebajado para convertirse en una defensa acrítica de sus respectivas administraciones, ignorando la corrupción, la represión política y la devastación ecológica ligada a sus economías extractivistas, que reproduce, en vez de socavar, el capitalismo (Lander, 2019). Inmersos en un orden global capitalista, los gobiernos socialistas se ven obligados a "caminar sobre la cuerda floja" al haber fracasado, con frecuencia, en el intento de generar progresos democráticos y una transformación socioeconómica por tener que, por un lado, esquivar el sabotaje de las élites burguesas existentes y, por otro, doblar las apuestas de los sistemas rentistas de bienestar para mantener el apoyo popular (Nelson, 2019).…”