El objetivo de este artículo es describir y analizar los patrones y elementos constitucionales que estructuran los procesos de descolonización. Más precisamente, el artículo presenta los siguientes cuatro argumentos. Primero, los patrones discursivos y prácticos estructurales que atraviesan los procesos constitucionales descoloniales giran en torno a las siguientes categorías: tiempo (historia), espacio (Estado) y sujeto (nación). Segundo, las comunidades políticas poscoloniales típicamente articulan la relación entre identidad, historia y constitución, haciendo uso de tres movimientos discursivos: mímesis, poiesis e hibridación. Las nuevas subjetividades colectivas e individuales que emergen en las sociedades poscoloniales se construyen, en parte, jurídicamente. Las constituciones poscoloniales contribuyen a construir estas identidades mediante las decisiones que toman sobre cómo ha de incorporarse e interpretarse el pasado político-jurídico imperial en el presente y el futuro de la nueva comunidad política. Tercero, la forma espacial que toma la nueva sociedad poscolonial es la del Estado independiente y soberano. Los fundadores de las sociedades poscoloniales disponían de modelos espaciales jurídicos y políticos alternativos para organizar espacialmente sus sociedades, entre otros, las federaciones de pueblos o Estados. No obstante, reprodujeron las premisas sustanciales y los patrones prácticos que constituyen la columna vertebral del modelo articulado paradigmáticamente en el Pacto de Westphalia. Finalmente, cuarto, la nación es el sujeto colectivo transtemporal que ocupa las coordenadas espaciales y temporales que estructuran a las nuevas sociedades poscoloniales. La gramática del constitucionalismo moderno, por tanto, potencia y al mismo tiempo limita la imaginación de los fundadores de las comunidades políticas poscoloniales.