En un reciente trabajo titulado >, Fernando Tinajero 1 afirma que, para el Ecuador, el siglo xx s6lo se inici6 en 1922. Y su provocadora aseveraci6n tiene mucho de verdad: es dse el afio en que los ecuatorianos ingresamos en la modernidad politica, social y cultural, como es cierto que o10 hicimos auxiliados por esa figura belicosa a la que Marx denomin6 >. El 15 de noviembre de 1922, fecha en que fue masacrado el movimiento popular insurreccional de Guayaquil, con un saldo de centenares de victimas, marca, en efecto, el nacimiento de una nueva etapa hist6rica en el pais. Es el momento en que se condensan y estallan todas las contradicciones acumuladas por el desarrollo de un capitalismo a la vez contempordneo y primitivo, que si por un lado gener6 un nuevo modo de producci6n, modernizando a su guisa la agricultura (sobre todo del litoral) y en alguna medida las ciudades (o lo que entonces se entendia por tales), por otro lado afinc6 las raices del atraso, al articular un modelo oligdrquico y dependiente de economia, de cultura y de sociedad. Y es precisamente ese modelo, cimentado en la producci6n cacaotera de exportaci6n, el que entr6 en una prolongada agonia a partir de 1922. Crisis econ6mica, en primer lugar, que no hard mas que agravarse con los efectos de la profunda depresi6n del capitalismo iniciada en 1929, de los que el Ecuador s6lo se recuperard hacia mediados de la d6cada de los cuarenta. En segundo lugar, una crisis en el sistema de dominaci6n que se prolongard, con sus rasgos mas agudos, hasta 1948, afio en el cual Galo Plaza (1906Plaza ( -1986 asume el poder respaldado en un nuevo tipo de hegemonia, ya aburguesada y <>. Bar6metro elocuente de aque1la crisis politica, s6lo en la decada de los treinta desfilaron por el palacio 1 Fernando Tinajero, Una cultura de la violencia: cultura, arte e ideologia , dactilografiado, 21 pp. (proporcionado gentilmente por el autor).