Desde los años 40 y 50, es cuando comienza su aventura con una postura anti avant garde. Abandonando las prácticas de los compositores de vanguardia de la época, Gorecki logró conmover a todo el mundo con su obra, aún siendo un hombre de Polonia, cuyo protagonismo había estado marcado en la historia más bien por el constante sufrimiento de su pueblo ante los conquistadores. Este hombre, es quien un día 4 de enero de 2004 me abría la puerta de su casa en las montañas de la región de Silesia, luego de que en Varsovia, a través de la Asociación de Compositores Polacos, me ayudaran a que me aceptara y con ello, lograra trabajar con él durante un tiempo que se extendió por 4 años a lo largo de mis viajes a Polonia y con posterioridad a mis estudios con K. Penderecki. Lo primero que hicimos, seguramente cada uno desde su imaginación, fue asociar rostros y voces con la imagen prefabricada que el tiempo previo había logrado armar uno del otro. El polaco del chileno y viceversa. Efectivamente, había visto sus imágenes en textos de estudio, y al mismo tiempo reconocía en él la imagen del hombre que me había fabricado al principio desde la sola naturaleza de la audición de su música.Luego, el trabajo hizo que nos fuésemos conociendo con la tranquilidad y la emoción de los que no tienen apuro, sólo el ritual del encuentro bastaba. Nuestro trabajo sería la forma de hablarnos, el espacio común fue la composición sacra de la cual era él el guía. Sin duda, una persona extraña. No era interesante para él lo coloquial de las relaciones. Sostenía su discurso en el trabajo permanente de largo aliento y cada vez-en su obra-más religioso, más profundo, directo y simple. Vivió como un ermitaño, un hombre no dominado por la sociedad y por ello, se le puede ubicar como una parte más de la extensa expresión pura de las montañas de Zakopane. De un misticismo que conservó en cada uno de los gestos de contrastes dinámicos de su obra, como también en lo que se llamó el "acorde de la sacralidad", un signo inequívoco de su esperanza en la redención final. Y es aquí donde nos encontramos con sus primeras y más fuertes manifestaciones del eje de su obra….la resonancia de lo sacro. En aquellas reuniones de trabajo, aprendí de su obra a entender el silencio extremo de uno o más compases, la forma de ubicación de cada sílaba más allá de lo que la gramática exigía, la dinámica extrema no serial, y el espacio resonante sacro, en el que muchas veces me indicó una y otra vez, que su propósito era "la gloria a Dios y con ello, el sacrificio como hombre para sostener la verdad a través de los tiempos". Una actitud, sin duda, orientada al servicio en términos de vivir en la creencia de una concepción mariana aprendida de su amigo y compañero de vida cardenal Karol Wojtyla (Juan Pablo II) de la ciudad de Cracovia.Con ello, confirmó su percepción y al mismo tiempo la sensación de condena que sentía en su vocación de compositor de ser instrumento de la verdad, y de no vivir en un oficio para una exultación del carácter técnico del mismo.Por lo tanto, lo sacr...
Se trata de los fundamentos del caos en un sentido radical, y de su convergencia entre la indagación por la música y la pregunta por el carácter de la creación en el arte como un problema de la filosofía y no solamente de la estética. Y así, la cuestión del caos se hace transversal en la obra y concepto del filósofo francés Gilles Deleuze (1925-1995). Es universo y virtualidad caótica, fuerzas de caos y obra de arte, otro orden y multiplicidad, fuerzas de caos como condición del pensar, función que revela la presencia de la ciencia, el arte, la política y la filosofía, considerando que toda la filosofía de Deleuze se construye atravesando un constante caos-cosmos, un caos compuesto y no preconcebido. Y me centraré en dos aspectos y reflexiones centrales, se trata de La creación territorializando en la propia tierra del caos, es decir, mirada como una creación de resistencia. Y un segundo aspecto que es La invención de la visibilidad,como una forma de liberar la vida. Una realidad asignificante, que se visibiliza desde el devenir y acontecer de la creación. En este sentido, el caos se confunde con un cosmos ilimitado en cuyo seno se formarían múltiples mundos y así considerar que estamos en medio del caos, o bien que el caos está en medio de nosotros y por lo mismo ese caos, como diría Deleuze, es un movimiento que nos dinamiza de manera activa en los procesos de creación y donde intentamos trazar planos en el caos con él, y no sobre él, para luego agenciar artistas que devienen readores.
RESUMO O intuito deste artigo é estudar o objetivo principal da estética
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