La explosión actual del turismo, además de incon tables beneficios, ha condicionado a los viajeros, tanto residentes de países de altos como de medios y bajos ingresos, a estar en contacto con diversos riesgos para la salud durante su estancia en diferen tes destinos, tales como enfermedades infecciosas endémicas o lesiones asociadas a las actividades a realizar. Todo ello es factible e in crescendo dada la globalización y gran conectividad aérea en las dife rentes regiones del mundo [1]. De ahí que es nece sario implementar, aplicar y profundizar en un cam po específico del conocimiento médico para con trolar dichos problemas, como lo es la medicina del viajero o emporiatría, disciplina que ha emergido en las últimas dos décadas [1,2].Su aplicación ya se ha venido dando en las regio nes más desarrolladas del mundo, entre ellas Amé rica del Norte y muchos países de Europa [2,3]. En los países de América Latina, la importancia dada a la prevención de enfermedades adquiridas durante un viaje había sido casi tan nula como el conoci miento del área encargada de tratarlas (obviando todos los 'pros' a los que se puede llegar con el sim ple hecho de prevenir la enfermedad de un viajero o el origen de un posible brote a partir de un caso importado que pueda generar transmisión en el lu gar de residencia de un viajero retornante) [25]. Mientras que en países desarrollados ya se impar ten maestrías, especializaciones y diplomaturas en medicina del viajero (por ejemplo, University of Ota go, en Nueva Zelanda; Facultad de Medicina del Viajero, Royal College of Physicians and Surgeons of Glasgow, en Escocia, Reino Unido), en América Latina sólo se cuentan con algunos cursos (como el Curso Latinoamericano de Medicina del Viajero) [1,3]. Más aún, en la formación de pregrado, en las escuelas y programas de medicina no existen toda vía cursos, asignaturas o materias regulares o elec tivas que incluyan la formación concerniente a la aplicación de la emporiatría, dejando así la posibili dad de que problemas de salud del viajero de gran frecuencia epidemiológica no sean instruidos en personal que en un futuro deberá afrontarlos co rrientemente, más aún dependiendo de los lugares donde ejerzan su práctica clínica [3,6,7].La inclusión de la medicina del viajero como área de enseñanza en pregrado traería consigo be neficios en los campos de su aplicación, mejorando además las condiciones de salud de los viajeros, dado que esta disciplina se orienta a la prevención de condiciones (consulta previaje) y su atención (du rante y después del viaje) [57]. Por ello, la reflexión actual giraría en torno a si ha llegado el momento de considerar la inclusión de la medicina del viajero en la formación del médico en América Latina.La gran mayoría de escuelas y programas de me dicina de los diferentes países en la región deben pensar si requieren o no un ajuste en el cual se agre guen nuevas áreas relacionadas con la previsión de enfermedades asociadas a viajar, o al menos au mente la proporción de horas de cátedra de disci plinas relacionadas que p...
Introducción. Para establecer una frecuencia de seguimiento como método de tamización en cáncer gástrico, se propone la endoscopia en pacientes mayores de 35 años con síntomas de dispepsia, y en pacientes mayores de 40 años con alto riesgo. La demora en la realización de la primera endoscopia en la vida de un paciente incrementa el riesgo de no detectar lesiones premalignas ni cáncer potencialmente prevenible. Los objetivos de nuestro estudio fueron describir el número de pacientes mayores de 40 años con endoscopia de primera vez y evaluar la presencia de lesiones premalignas y malignas del estómago en pacientes sin tamización. Métodos. Revisión retrospectiva de base de datos. Se describieron hallazgos de informes de histopatología en pacientes mayores de 40 años (lesiones premalignas y malignas). Adicionalmente se describieron las variables sociodemográficas de los pacientes con endoscopia de primera vez y la presencia de infección por Helicobacter pylori en la población mencionada. Resultados. Setenta y ocho pacientes (23,6 %) tuvieron una endoscopia de primera vez siendo mayores de 40 años. En el 44 % de los pacientes se encontró la presencia de Helicobacter pylori, 25,4 % de los pacientes presentaron atrofia gástrica, 23,1 % metaplasia, ningún paciente presentó displasia y un paciente (1,3 %) presentó un adenocarcinoma gástrico. Discusión. Los resultados de nuestro estudio muestran un número elevado de pacientes sin endoscopia de tamización. Nuestro estudio resalta la importancia del uso de la endoscopia de tamización en la prevención, así como en el diagnóstico temprano de cáncer gástrico y sugiere mayor adherencia a las guías de práctica clínica.
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